viernes, 13 de julio de 2012

Reinventándonos




     "Lo que en un momento de la vida se presenta como un revés, es quizás una puerta abierta a un cambio necesario. Lo contrario también puede suceder: un aparente golpe de suerte se convierte en una pesadilla de compleja gestión y superación.

El desarrollo espiritual que nace de lo que podríamos llamar el “efecto bofetada”, no se produce como resultado de la ingenuidad, de la pereza ni de la estupidez. Es necesario que tras la crisis, reflexionemos, meditemos, nos cuestionemos y miremos de encontrar qué mensaje nos brinda la vida y nos pongamos a trabajar con lo aprendido.

Las lecturas a corto plazo y la crispación son malas consejeras, mientras que la perspectiva y la templanza nos pueden ayudar a poner las cosas en su sitio y a propiciar renacimientos en nuestra vida, gracias al abono y a la humildad que nos ha dejado la crisis."

Álex Rovira



“Reinventarse siempre es algo provocado, por lo general no cambiamos si no se nos obliga a ello”, señala el profesor y psiquiatra Luis Rojas Marcos en una entrevista con El Confidencial.

Precisamente, la reinvención ha sido el tema principal de su participación el pasado viernes en la tercera edición del Thinking Party, organizado por Fundación Telefónica y por donde han pasado una docena de profesionales, entre ellos Mario Alonso Puig, cuyas conferencias han utilizado el cambio vital como hilo conductor. Un concepto que, recuerda Rojas Marcos, “es muy diferente de la adaptación. Si hace frío y nos protegemos buscando calor, nos adaptamos a las distintas situaciones del medio, o a los cambios físicos. La reinvención es otra cosa, y tiene lugar cuando una persona ha de enfrentarse a un cambio importante en su vida o su entorno, negativo o positivo, que suele ocurrir de forma inesperada”.

La verdadera reinvención no consiste en cambiar las actitudes, sino en modificar las conductas Un cambio que también se traduce en la creación de un nuevo yo o en el redescubrimiento de facetas de nuestra vida que creíamos olvidadas: “Las personas que se divorcian tienen que regresar al papel de soltero o soltera y eso requiere un esfuerzo. En las crisis también hay ejemplos de personas que descubren que pueden tener otra profesión y que han puesto toda su energía y su esperanza en conseguirlo. Y han tenido éxito”.


“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo.

La crisis, es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.

La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia.

El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.

Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”

          Albert Einstein.


Evolucionando al ritmo de los tiempos

En las sociedades del pasado, sin embargo, no era tan necesario mutar continuamente. Es más, resultaba preferible mantenerte fiel a un método, unas costumbres y unas ideas que proporcionaban una cierta estabilidad. Pero los tiempos y las personas se han transformado, y ahora el cambio perpetuo es un valor insoslayable: “Cuando crecí en Sevilla, la educación era un privilegio y yo tuve la suerte de tener unos padres que me costearan los estudios. Hoy hay ayudas del Estado, y también existe la obligación de estudiar, lo que ha forzado a los jóvenes a cambiar sus costumbres, porque ahora deben permanecer varias horas al día sentados en un aula aprendiendo, lo que ha hecho que empiecen a surgir casos de niños hiperactivos y que no se concentran. Al cambiar la situación docente y social también hay nuevas características que emergen”.

Para cambiar de rutinas y de comportamiento, hacen falta tiempo y voluntad No sólo los tiempos son otros, sino que la transformación de la persona a través de las etapas vitales es condición esencial de nuestro proceso humano. Por ejemplo, cuando uno se enfrenta a la vejez. “El hecho de que vivamos más nos obliga a adaptarnos y a cambiar. A medida que nos hacemos mayores aumenta nuestra experiencia y sabiduría, pero también las limitaciones físicas e intelectuales que tenemos, lo que nos lleva a reinventarnos”, señala el autor de La autoestima (Ed. Espasa).

Las herramientas para el cambio

La verdadera reinvención, defiende Rojas Marcos, no es mera transformación de actitudes. Éstas son sencillas de modificar, lo complicado es alterar las conductas. "Reinventarse no sólo consiste en creer en cosas en las que antes no se creía, sino en tener otros comportamientos. Para cambiar de rutinas hace falta tiempo, pero también esa voluntad que solo se posee cuando somos conscientes de que debemos cambiar".

En esa tarea, un pequeño empujoncito externo siempre viene bien: “Si tienes suerte, aparecerán mentores que te guíen en el proceso". El otro factor esencial es la confianza. "Quienes cambian suelen ser personas optimistas, que esperan lograr lo que se proponen o que utilizan ‘éxitos’ del pasado para aumentar su seguridad. Son gente que piensa que si lograron enfrentarse con éxito a alguna experiencia complicada en el pasado, también lograrán sobreponerse ahora a unas malas circunstancias. Quienes se reinventan suelen ser también aquellos que localizan el control de su vida dentro de ellos mismos, los que piensan ‘yo puedo hacer algo y tengo cierto control’. Lo opuesto es la gente que dice ‘que sea lo que Dios quiera’. El que pone el control de su vida fuera de sí mismo tiene más dificultad para reinventarse o para superar las situaciones”, recuerda el que fue director del Sistema Psiquiátrico Hospitalario de Nueva York entre 1982 y 1992.


Claves para reinventarse

Reinventarse de forma proactiva tiene una doble dificultad: saber cuánto tiempo debemos invertir para nuevos escenarios de futuro difíciles de predecir, pero sobre todo dónde hacerlo.

Para adentrarnos en el noble propósito de “invertir en uno mismo”, sin duda la más importante de todas las inversiones, podemos utilizar un sencillo modelo de desempeño personal que consta de cuatro áreas de intervención:


·         Puesto de trabajo. ¿Se necesitará lo que sé hacer? A menudo será necesario que olvidemos el nombre del puesto de trabajo: no es importante cómo se llama tu puesto, lo importante es qué sabes hacer. La mayoría de puestos/profesiones son cada vez más dinámicos, muchos puestos aparecerán y desaparecerán sin más. Por ello, más bien se trata de entender cómo evolucionar como persona en un entorno profesional conservando  aquellas cosas que “quieres y sabes hacer” y consideras esenciales: “el núcleo profesional” que quieres conservar. Algo a veces más relacionado con experiencia, deseos y aspiraciones que con tareas o nombres de puestos en una empresa. No te preguntes: ¿cómo evolucionará mi puesto?, pregúntate: ¿se necesitará mi experiencia? Profesionales de referencia, redes sociales, instituciones pueden ayudar a encontrar respuesta a esta pregunta.


·         Conocimientos. ¿Sé hacerlo?  Deberemos asegurar que aprendemos rápido todo aquello que esté relacionado con la parte valiosa de nuestro “núcleo profesional”, tan rápido como nuestro entorno avanza. Si es posible, algo más rápido que los demás. Aunque la caducidad será un gran problema, no lo será la información, no al menos por su escasez, si acaso por su abundancia. Cualquier profesional tiene una enorme sobrecarga de información, la única forma de evitar la “intoxicación” será utilizar filtros adecuados. Somos y evolucionamos en función de lo que nuestra red profesional lo hace. Se trata, pues, de seleccionar bien nuestros nodos de información y tomar referentes que marquen guías y caminos y buscar estas guías o conocimiento relevantes e intentar profundizar en ellos. 

·         Competencias. ¿Puedo hacerlo? Las competencias profesionales avanzan rápidamente. Sobrevivir en el inicio del siglo XXI sabemos que requiere de nuevas competencias que antaño pudieron ser inadaptativas: autonomía, pensamiento crítico, adaptabilidad, emprendimiento… ¿Qué necesitaremos para sobrevivir a mediados de siglo? Cada profesión tendrá sus claves, pero la preparación en competencias incluso en las más blandas como las competencias sociales y emocionales será necesaria. Las competencias exigen entrenamientos  más sofisticados que quizás la lectura no te dará. Éste sin duda será el campo de batalla de los nuevos profesionales, la exigencia será probablemente competencial, que es donde nuestra capacidad de desaprendizaje y aprendizaje es más compleja: utiliza talleres, quizás coach, mentores, entrénate en tu día a día, sal de tu zona de confort.


·         Motivación. ¿Quiero hacerlo? El motor del modelo de desempeño son las emociones, los motivos, la energía que ponemos en nuestra vida profesional, no sólo para conseguir un adecuado desempeño actual, sino energía para invertir en un futuro incierto. La desorientación, la excesiva presión y ausencia de liderazgo junto con situaciones empresariales “nocivas” de nuestras organizaciones “quema” la energía de muchas personas. No sólo la energía que puede destinar a aquellas organizaciones a las que sirve, sino su energía vital. Somos seres más emocionales y espirituales de lo que a priori pudiera parecer. Y a menudo podemos quemarnos profesionalmente en una empresa y perder los motivos y la abundancia de energía que requiere nuestro reaprendizaje profesional. Para reinventarse hacen falta coraje y energía, pero sobre todo un sueño que te guíe. Cuidarse emocionalmente, no perder el gusto por lo que haces, soñar despierto, mantener el nivel de flow o exigencia adecuado es probablemente el primer factor de éxito. Ningún trabajo merece que pierdas tu energía profesional, no lo permitas.


Barreras que hay que derribar

Cuando se le sugiere al profesor que el cambio quizá no sea tan fácil, Rojas Marcos responde que “es bueno que nos fijemos en personas que han tenido éxito en ese proceso, porque ellos nos pueden dar las claves". Por ejemplo, quienes han pasado por experiencias traumáticas y han logrado rehacer su vida. Por su experiencia sabemos que, como señala el psiquiatra, "el sufrimiento en sí mismo no sirve para nada. Lo importante es que en ese proceso doloroso se descubran aspectos de la personalidad que antes permanecían ocultos, o que se averigüe que uno es más fuerte de lo que se pensaba. Si esas experiencias hacen que aprendamos cosas sobre nosotros mismos y que nuestra seguridad salga reforzada podremos decir que nos han servido para algo”.
 Cuando vivimos crisis de este tipo, cambian las leyes y las expectativas “Decir a una persona ‘mira, tienes que cambiar’, que se lo decimos todos los días a nuestros hijos y a los estudiantes, no sirve de nada si no coincide con un momento de claridad en la otra persona”, recuerda el autor de Eres tu memoria: conócete a ti mismo (Ed. Espasa).

“Las personas aprenden como consecuencia de sus errores o de alguna situación difícil a la que se han enfrentado. Una vez que alguien se decide a cambiar, sí podremos ayudarle dándole pautas. Y en ese cambio el entorno social juega un papel importante. Si favorece las segundas oportunidades, las personas se verán mucho más animadas a reinventarse".

Un reflejo social

El cambio del que habla Rojas Marcos se postula a nivel individual, pero dada la situación en que nos encontramos, ¿puede trasvasarse también a lo social? ¿No deberíamos plantearnos también la posibilidad de reconfigurar nuestro destino como cultura? “Hay ciertos aspectos en los que creo que sí. En EEUU ha habido pérdida de confianza y de respeto en los líderes sociales de todo tipo, ya sean económicos, políticos o religiosos, ya que en los últimos años han salido a la luz cantidad de abusos en todos los niveles. En este sentido creo que la tendencia principal se encamina a que la sociedad ponga una serie de preventivos o de medios para evitar que esto vuelva a ocurrir”. Así pues, parece ser que lo personal puede ayudar a lo comunitario, y viceversa: “Cuando vivimos crisis de este tipo, cambian las leyes y las expectativas. Es la oportunidad de reinventarse”.
                                              

                    El Confidencial